El flâneur que todos llevamos dentro


Queridos lectores,

Como ya sabréis, uno de mis últimos pasatiempos ha sido viajar. Llevo tiempo dando vueltas a la medida en que viajar, puede considerarse una forma de experiencia. Leyendo la obra de Walter Benjamin ‘’Los pasajes’’ (Das Passagen-Werk), uno de los aspectos que el autor trata, es la industrialización de la ciudad desde una óptica marxista como fruto de la vida moderna y la Revolución IndustrialLa ciudad, durante su recorrido, conlleva necesariamente a un proceso de experiencia, ya que sus calles están constituidas por espacios que transforman, y que son transformados, que son construidas y son destruidas. ‘’El pasaje, que fue para el parisino una especie de salón y de paseo en donde se hablaba y se fumaba, hora ya no es más que una especie de asilo del que uno se acuerda cuando llueve.’’  Benjamin, W. (1982).

El  sustantivo pasaje, está compuesto del verbo «pasar» y del sufijo «aje» que indica acción y resultado de pasar, transitar o circular de un lugar a otro. Por lo tanto, se presupone a su vez, que las personas que pasean, que deambulan, reciben el nombre de paseantes. Paseante, en francés flâneur, da lugar al termino flânerie que se refiere a la actividad característica del  flâneur, que callejea sin un objetivo o rumbo, con un horizonte abierto a las impresiones de lo que va sucediendo a través de su paso, “es una forma de lectura de la calle en la que las caras de las personas, los acristalamientos, los escaparates, las terrazas-café, los ferrocarriles, los automóviles y los árboles se convierten en letras con el mismo derecho, que juntas dan lugar a palabras, oraciones y páginas de un libro que es siempre nuevo” Hessel, (1997). Baudelaire lo define como “esas almas en pena que buscan un cuerpo” (1954). Para Benjamin, este sujeto se corresponde con un espectador urbano que contempla las galerías de París, creando un paralelismo entre esta figura burguesa y la figura propia del turista contemporáneo en su obra “París, capital del siglo XIX”. 

Pero en esta ciudad industrial, cada vez hay menor cabida para los paseantes; el tránsito de la multitud ya prácticamente no permite un paseo aleatorio, ya no se deambula por una ruta desconocida o sin un destino específico ya figurado. ‘’Para el flâneur su ciudad ya no es su patria, sino que representa su escenario’’.  Cada vez hay menos hombres dispuestos a perderse en la ciudad, a dejarse guiar por su intuición e ir descubriendo lugares no concurridos. "Debe venir por esta callejuela vacía". Benjamin, W. (1939). Para que haya un proceso de experiencia, se deben de observar los detalles, las infraestructuras, los paisajes. Según el escritor, ‘’La multitud moderna está compuesta por hombres que son devorados por el consumo. Comercio y tráfico son el par de componentes de la calle. Pero, el segundo de ellos, ahora se entumece en el pasaje, en donde el tráfico es rudimentario. Éste ahora es esa calle cuya única libido es el comercio, sólo atento a incitar el apetito. Y, en tanto que ahí se estanca el flujo, la mercancía se multiplica en sus orillas siguiendo formaciones fantasiosas, como los tejidos en las úlceras. El flâneur sabotea el tráfico. Y es que no es comprador. Es mercancía. ‘’ Benjamin, W. (1939).

Por tanto, si bien viajar se considera una de las mejores experiencias que un individuo puede vivir, también habría qué pensar cuáles serían los acontecimientos que antes hacían posible su individualidad y autenticidad, y que ahora cada vez más la iguala a la del resto de individuos. A través del recorrido del flâneur, la multitud en la que se oculta, sus observaciones, transforman sus palabras, sus ideas, sus sentimientos, sus proyectos, sus  intenciones, su saber,  su poder, o incluso su voluntad. El flâneur hace de la experiencia su propia transformación. 

Concluyo con esta reflexión, en la que Platón afirma que ''la experiencia está presente en el mundo que cambia, en el mundo sensible.'' La experiencia no se hace, sino que se establece en un espacio y tiempo concreto, y esta experiencia es la que transforma al flâneur, a través de las emociones que despiertan en él durante su pasaje.

Si como yo, sois amantes de la fotografía y de la flânerie, y aprovechando la ocasión de tener una audiencia a la que dirigirme, os dejo por si os fuese de interés el link de mi portal de fotografía, donde voy colgando las imágenes que capturo. Espero que lo disfrutéis. 







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